El mes pasado hablamos en un artículo, sobre que alimentos nos ayudan a dormir mejor gracias a sus propiedades nutricionales.
En esta segunda parte del artículo vamos a revisar que otros aspectos y actitudes repercuten directamente en el sueño.
No comer en exceso a la hora de cenar: una
cena pesada facilita la subida de
ácido clorhídrico del estómago al esófago provocando reflujo.
Las proteínas (carnes, pescados, huevos) y las grasas
(quesos embutidos, salsas y frituras) aumentan la secreción de clorhídrico
y reducen la síntesis de serotonina en el cerebro aumentando la adrenalina, lo que
favorece la alerta, la digestión es lenta y se dificulta el sueño. Por este motivo se aconseja cenar ligero a base de verduras, evitando en lo posible un exceso de proteínas y grasas.
Nuestro hígado no descansa si tiene que estar haciendo la digestión de una cena muy pesada. De esta manera difícilmente tendremos un sueño reparador.
Por la noche nuestro organismo necesita menos energía ya que ralentiza su metabolismo, descansa, equilibra su sistema nervioso y repara tejidos. No vas a correr, ni ha realizar un trabajo físico que requiera de mucha energía, por lo tanto no necesitas ingerir gran cantidad de alimentos.
Muchas veces queremos quitarnos la tensión acumulada de todo el día, el estrés, un mal día...comiendo alimentos recompensa ( pizza, snacks, refrescos, dulces, alcohol...) devorando e incrementado la ingesta en exceso, esto es un gran ERROR. Entonces en lugar de relajarnos y conseguir un sueño reparador, descansaremos mal y nos levantaremos al día siguiente sin energía.
Evita a esta hora el consumo de café, té, chocolate que provocan sensación de euforia, y dificultad para dormir. Es mucho mejor tomar una
infusión relajante de tila, azahar, melisa o pasiflora. , sin necesidad de
recurrir a los fármacos.
Si te quieres levantar así de bien
Recuerda " Desayuna como
un rey, come como un príncipe
y cena como un mendigo"