jueves, 23 de octubre de 2014

5 FRUTOS SECOS: 5 FUENTES DE SALUD.

Los frutos secos son semillas oleaginosas cubiertas por una cáscara. 
Son ricos en grasas, de bajo contenido en agua y elevado contenido en minerales y vitaminas, esto hace que sean un alimento muy interesante nutricionalmente, pero de un gran valor energético
Para que os hagáis una idea, su valor energético, oscila entre las 765 kcal/100gr de la macadamia y las 545 kcal/100 gr de los cacahuetes. Las de menor valor energético son las castañas con tan sólo 176 kcal/100gr.
Las semillas oleaginosas de consumo más usual son: almendras, castañas, nueces, piñones, avellanas y pistachos, además de pepitas de girasol, de calabaza y de sésamo.

PROPIEDADES NUTRICIONALES:

  • Grasas saludables: contienen grasas insaturadas (mono y poliinsaturadas), ácidos grasos oleico y linoleico, así como ácidos grasos omega 3. Estas grasas intervienen en el control de los niveles de triglicéridos y colesterol del organismo, lo que les convierte en alimentos cardioprotectores. Se estima que el consumo regular de un puñado de frutos secos reduce el riesgo cardiovascular. 


  • Minerales: son fuente de potasio, magnesio, fósforo, y en algunos también es considerable el contenido de calcio, por ejemplo en las almendras y avellanas. 
  • Vitaminas: destacan por su contenido en vitaminas del grupo B, están indicadas para aliviar la fatiga, el estrés o el síndrome premenstrual. Las avellanas y las nueces son los frutos secos que muestran un mayor contenido en ácido fólico. También destaca su contenido en vitamina E de acción antioxidante
Vamos a analizar las propiedades de los 5 frutos secos que más se consumen:



"Disfruta de su sabor y de sus propiedades nutricionales, sin duda son un magnifico complemento para tu salud"

viernes, 17 de octubre de 2014

CONOCE UN POCO MÁS SOBRE LA VIGOREXIA..

Es un trastorno psicológico que afecta mayoritariamente a hombre jóvenes (18-35 años) y que tiene como característica principal la obsesión de la persona por su estado físico. 
La falta de autoestima suele ser uno de los principales detonantes de esta alteración. Las personas que sufren este trastorno tienen una visión distorsionada de su cuerpo, viéndose débiles y "poca cosa"Para solucionar esto, hacen cambios importantes en su conducta alimentaria y hábitos de vida y deporte. No está mal hacer ejercicio y tener buenos hábitos alimenticios, de hecho es muy saludable. 
El problema surge cuando el objetivo de "parecer fuerte" se convierte en una obsesión y, para conseguir un físico perfecto, se utilizan recursos que, a corto plazo son eficaces, pero a que a medio y largo plazo pueden acarrear graves problemas de salud. Por ejemplo, comienzan a realizar una actividad física extrema y abandonan las relaciones sociales, entre otros para poder dedicar todo su tiempo a entrenar o a la preparación de sus comidas. 
Para conseguir aumentar su masa muscular, el ejercicio excesivo se acompaña de un consumo exagerado de proteínas y carbohidratos y de otras sustancias. Todo esto, a largo plazo, como hemos visto, termina afectando. 

Cuáles son los principales síntomas que muestra una persona con vigorexia:
-Baja autoestima.
-Tendencia a la automedicación.
-Siguen dietas altas en proteínas y carbohidratos y bajas en grasas, que suelen incluir otro tipo de productos.
-Padecen una distorsión de la imagen corporal, y suelen mirarse continuamente al espejo y verse débiles.
-Se pesan continuamente.
-Están obsesionados con el culto al cuerpo.
-Todos los días, dedican su tiempo libre a un entrenamiento exhaustivo.
-Se aíslan socialmente.
-Presentan un cuerpo desproporcionado.
Es común que, a medio-largo plazo, aparezcan distinto tipo de lesiones, problemas de acné, sexuales y cardíacos, lesiones hepáticas, retención de líquidos, cambios en la voz, en el carácter y trastornos metabólicos.
Por este motivo, es importante que estemos alerta a este tipo de trastornos y seamos conscientes de los riesgos que pueden entrañar. 



jueves, 9 de octubre de 2014

5 CLAVES PARA PREVENIR LOS REFRIADOS CON LA ALIMENTACIÓN

Ya estamos en otoño y debemos cuidar nuestra alimentación para prevenir el contagio de resfriados, gripes…
Debemos preparar nuestro cuerpo fortaleciendo nuestras defensas para que sean capaces de responder ante cualquier ataque viral. En esto juega un papel fundamental nuestro estilo de vida: la alimentación, la actividad física, el consumo de tabaco, alcohol... 
A través de la alimentación podemos estimular la función inmunológica.
Ya hemos hablado de la importancia de consumir productos de temporada, ya que son una buena fuente de vitaminas y minerales. 
La naturaleza nos brinda los alimentos que necesitamos en cada momento, APROVÉCHALO.


5 CLAVES A TENER EN CUENTA:
1. Consume alimentos ricos en vitamina C, como la naranja, las mandarinas, los limones o los pomelos, el kiwi y el mango, o verduras como las coles o el brócoli. Recuerda como mínimo 5 piezas de fruta y verdura al día.
2. La vitamina A interviene en el proceso de formación de las mucosas, tejidos blandos y la piel. A nivel del sistema inmunológico previene enfermedades infecciosas, especialmente aquellas del aparato respiratorio, ya que crea barreras que impide el paso de ciertas bacterias. Potencia el consumo de alimentos como la zanahoria o productos de origen animal como la leche, el queso o el hígado. 
3. Minerales como el selenio y el zinc, los ácidos grasos omega 6 y aminoácidos como la arginina y la glutamina, también ejercen un efecto protector, sobre el sistema inmunitario. Los puedes ingerir a través de alimentos lácteos, frutos secos, legumbres, huevos, pescado y carne.
4. Lcebolla y el ajo por su contenido en alicina, que tiene un efecto antibacteriano y antiviral que nos ayudará a evitar los ataques de estos microorganismos.
5. La ingesta de líquidos es muy importante, beber mucha agua evita la deshidratación, ayuda a la eliminación de mucosidad y también a disminuir las toxinas. El aporte en agua, se puede complementar con zumos naturales de frutas ricos en vitaminas antioxidantes.

jueves, 2 de octubre de 2014

OBESIDAD INFANTO-JUVENIL: CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS E INTERVENCIÓN

     La obesidad parece ser el trastorno nutricional más frecuente en los países desarrollados durante la infancia y la adolescencia. Se ha visto que el cambio de hábitos, sobre todo en lo referente a la alimentación y al sedentarismo, puede ser una de las principales causas. El abandono del consumo de frutas, verduras, legumbres y pescado, en favor de la comida rápida, "chuches" y bollería y el cambio de las actividades físicas tradicionales por la televisión y los videojuegos tiene mucho que ver con este incremento.

Este trastorno no se asocia sólo con consecuencias de salud negativas a medio y largo plazo sino con una gran posibilidad de obesidad en la edad adulta y a diferentes psicopatologías. Por este motivo, es importante que padres y madres sean conscientes de la importancia de intervenir cuanto antes ya que las consecuencias negativas derivadas de la obesidad son significativas.
           
Por un lado, hay diversos estudios que muestran que la obesidad en la infancia se relaciona con altos factores de riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular, diabetes tipo II, hipertensión, colesterol, trastornos hepáticos,… Estas complicaciones de salud son muy serias para un niño porque ponen en peligro su desarrollo. Se sabe que no sólo la obesidad es peligrosa, el sobrepeso supone también una amenaza.
Por otro lado, las consecuencias psicológicas de la obesidad son graves y empiezan a una edad muy temprana. Los niños obesos suelen ser objeto de burlas y rechazo por parte de sus compañeros. Esta exclusión crea problemas psicológicos que se pueden extender hasta la vida adulta. Los niños con exceso de peso suelen tener más problemas de autoestima, depresión e integración que los niños con un peso adecuado. Algunos de los problemas psicológicos más comunes de los niños obesos son:   

Baja autoestima y percepción negativa de la imagen corporal: Cuando un niño tiene baja autoestima suele describirse en términos negativos y cree que no es tan bueno como el resto. En estas edades la aceptación del grupo es importante y si, sienten rechazo, puede mermarse su autoestima.
  Depresión: Para algunos niños, la tristeza y el aislamiento causados por el rechazo puede derivar en depresión.

   Atracones: Es probable que quieran reducir la ansiedad y la pérdida de control que sienten en sus relaciones sociales. Confundir ansiedad con hambre puede generar atracones innecesarios que producen, de forma momentánea y puntual, la relajación buscada. Una relajación falsa y que convierte la situación en un círculo vicioso.
     
     En definitiva, las consecuencias psicológicas de la obesidad son muy reales para la mayoría de los niños obesos, que necesitan la ayuda de los adultos y profesionales para superarlas. Si tu hijo tiene un problema de sobrepeso, empieza a cambiar hábitos y busca ayuda.

   El objetivo de los tratamientos es conseguir un peso adecuado a la talla y conservar posteriormente un peso dentro de los límites normales, junto a un crecimiento y desarrollo normales. Los niños no deben someterse a un plan alimenticio restringido en calorías, ya que esto limita su capacidad para obtener otros nutrientes (como calcio y fibras), que son importantes para su crecimiento y bienestar. Se sabe que los tratamientos médicos no son recomendables en niños. 

Actualmente, la intervención conductual basada en la familia se promueve como la intervención  más eficaz para la obesidad infantil, tanto a corto como a largo plazo. El éxito del tratamiento requiere participación y cooperación familiar, cambios en la alimentación y la actividad  física de la familia y adhesión a las habilidades conductuales por parte de los niños y las personas a cargo del cuidado. Para conseguir estos cambios conductuales habrá que tener en cuenta diferentes aspectos:
Reeducación nutricional con toda la familia, eligiendo regímenes de comidas variadas, apetecibles y adaptadas tanto al niño como a su familia,  No se deben utilizar alimentos como "premio”, los familiares de los niños deben seguir la misma alimentación y acompañarles en las actividades deportivas, entre otros.
Incremento de la actividad física: Es útil para mantener la pérdida de peso y es necesario que sea aceptado y forme parte de la vida diaria del niño.

Soporte psicológico: Habrá que trabajar aspectos emocionales que puedan estar interviniendo en todo el proceso.

Es fundamental que padres y madres sean conscientes de la importancia de generar unos hábitos saludables desde temprana edad para evitar problemas futuros y mantener dichos hábitos  en la edad adulta. El papel de la familia es primordial.