jueves, 2 de octubre de 2014

OBESIDAD INFANTO-JUVENIL: CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS E INTERVENCIÓN

     La obesidad parece ser el trastorno nutricional más frecuente en los países desarrollados durante la infancia y la adolescencia. Se ha visto que el cambio de hábitos, sobre todo en lo referente a la alimentación y al sedentarismo, puede ser una de las principales causas. El abandono del consumo de frutas, verduras, legumbres y pescado, en favor de la comida rápida, "chuches" y bollería y el cambio de las actividades físicas tradicionales por la televisión y los videojuegos tiene mucho que ver con este incremento.

Este trastorno no se asocia sólo con consecuencias de salud negativas a medio y largo plazo sino con una gran posibilidad de obesidad en la edad adulta y a diferentes psicopatologías. Por este motivo, es importante que padres y madres sean conscientes de la importancia de intervenir cuanto antes ya que las consecuencias negativas derivadas de la obesidad son significativas.
           
Por un lado, hay diversos estudios que muestran que la obesidad en la infancia se relaciona con altos factores de riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular, diabetes tipo II, hipertensión, colesterol, trastornos hepáticos,… Estas complicaciones de salud son muy serias para un niño porque ponen en peligro su desarrollo. Se sabe que no sólo la obesidad es peligrosa, el sobrepeso supone también una amenaza.
Por otro lado, las consecuencias psicológicas de la obesidad son graves y empiezan a una edad muy temprana. Los niños obesos suelen ser objeto de burlas y rechazo por parte de sus compañeros. Esta exclusión crea problemas psicológicos que se pueden extender hasta la vida adulta. Los niños con exceso de peso suelen tener más problemas de autoestima, depresión e integración que los niños con un peso adecuado. Algunos de los problemas psicológicos más comunes de los niños obesos son:   

Baja autoestima y percepción negativa de la imagen corporal: Cuando un niño tiene baja autoestima suele describirse en términos negativos y cree que no es tan bueno como el resto. En estas edades la aceptación del grupo es importante y si, sienten rechazo, puede mermarse su autoestima.
  Depresión: Para algunos niños, la tristeza y el aislamiento causados por el rechazo puede derivar en depresión.

   Atracones: Es probable que quieran reducir la ansiedad y la pérdida de control que sienten en sus relaciones sociales. Confundir ansiedad con hambre puede generar atracones innecesarios que producen, de forma momentánea y puntual, la relajación buscada. Una relajación falsa y que convierte la situación en un círculo vicioso.
     
     En definitiva, las consecuencias psicológicas de la obesidad son muy reales para la mayoría de los niños obesos, que necesitan la ayuda de los adultos y profesionales para superarlas. Si tu hijo tiene un problema de sobrepeso, empieza a cambiar hábitos y busca ayuda.

   El objetivo de los tratamientos es conseguir un peso adecuado a la talla y conservar posteriormente un peso dentro de los límites normales, junto a un crecimiento y desarrollo normales. Los niños no deben someterse a un plan alimenticio restringido en calorías, ya que esto limita su capacidad para obtener otros nutrientes (como calcio y fibras), que son importantes para su crecimiento y bienestar. Se sabe que los tratamientos médicos no son recomendables en niños. 

Actualmente, la intervención conductual basada en la familia se promueve como la intervención  más eficaz para la obesidad infantil, tanto a corto como a largo plazo. El éxito del tratamiento requiere participación y cooperación familiar, cambios en la alimentación y la actividad  física de la familia y adhesión a las habilidades conductuales por parte de los niños y las personas a cargo del cuidado. Para conseguir estos cambios conductuales habrá que tener en cuenta diferentes aspectos:
Reeducación nutricional con toda la familia, eligiendo regímenes de comidas variadas, apetecibles y adaptadas tanto al niño como a su familia,  No se deben utilizar alimentos como "premio”, los familiares de los niños deben seguir la misma alimentación y acompañarles en las actividades deportivas, entre otros.
Incremento de la actividad física: Es útil para mantener la pérdida de peso y es necesario que sea aceptado y forme parte de la vida diaria del niño.

Soporte psicológico: Habrá que trabajar aspectos emocionales que puedan estar interviniendo en todo el proceso.

Es fundamental que padres y madres sean conscientes de la importancia de generar unos hábitos saludables desde temprana edad para evitar problemas futuros y mantener dichos hábitos  en la edad adulta. El papel de la familia es primordial. 

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